22 de diciembre de 2012

El celo en perras y gatas


El celo de las hembras es uno de los impulsos más importantes de las mascotas, por ello es imprescindible que los propietarios estéis bien informados.


El celo es el periodo de tiempo en el que la hembra es receptiva al macho y está dispuesta para la monta. Las hembras pueden tener su primer celo desde los 6– 7 meses hasta los 15 meses de edad.
Estas fechas difieren según razas y especies, siendo más precoces las gatas que las perras.

En las perras
El periodo del celo puede persistir unas cuatro semanas y engloba una fase de sangrado por vulva y otra fase de aceptación del macho. La etapa del sangrado tiene una duración que oscila de una a tres semanas, con una media de nueve días. Para estos momentos, los propietarios disponen de braguitas especiales para las hembras que evitan las manchas en casa. Las perras pueden tener el celo una o dos veces al año. Tras la cubrición, la gestación de la perra dura aproximadamente 63 días.

En las gatas
El celo se manifiesta con la aceptación del macho, maullidos más acusados y unas posturas típicas (el rabo levantado, el lomo arqueado, revolcarse por el suelo, frotarse con los muebles, etc.). Suelen tener una conducta más afectuosa con los dueños, pero en ocasiones pueden llegar a ser agresivas.
Las gatas no tienen una etapa de sangrado como las perras. Pueden llegar a tener el celo casi cada mes o dos meses. Tras la cubrición, la gestación en la gata dura aproximadamente 65 días.

Para evitar el Celo


Existen varios mecanismos para interrumpir el celo en las hembras. Cada situación requerirá un método u otro, por eso conviene que te asesore el equipo profesional de la clínica.

Métodos farmacológicos
Pueden ser pastillas de administración oral o inyecciones en la piel. Estos mecanismos son reversibles, es decir, que si se quiere se puede anular el tratamiento y tu mascota volverá a tener el celo y podrá quedarse preñada. Obviamente, estos productos sólo se administran bajo prescripción veterinaria.

Métodos quirúrgicos
Consisten en una sencilla operación, conocida como castración.
Esta opción es irreversible, es decir, una vez realizada esta operación la hembra no volverá a tener el celo ni podrá quedarse preñada.


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