Hoy día es el rey de los perros de compañía, honor que disfruta desde hace décadas. No obstante, sus orígenes están en las fábricas textiles del condado de York, donde trabajaba dando caza a los roedores, lo que resulta difícil de creer cuando se le observa en una exposición de belleza, adornado por un precioso manto acero y fuego que le llega hasta el suelo.
La Revolución Industrial, que se inició en Gran Bretaña en el siglo XIX y que en poco tiempo se extendió por toda Europa, hizo que infinidad de escoceses emigraran al condado inglés de York para trabajar en la floreciente industria textil. Como no podía ser de otra forma, muchos de ellos se llevaron consigo a sus perros, de modo que poco a poco se unieron entre sí hasta desarrollar un tipo de perro con características propias.
Este es el caso del Yorkshire Terrier –nombre con el que fue bautizado en 1870 según el patrón racial reconocido por la Federación Cinológica Internacional–, en cuya formación intervinieron el Terrier Negro y Fuego (Black and Tan Terrier) y el Airedale Terrier, presentes en el condado de York, así como el Clydesdale Terrier o el Paisley Terrier –en realidad se trataba del mismo tipo de perro pero que era denominado de una manera u otra según su lugar de origen–, si bien era más popular en Escocia, aunque se especula con que posteriormente fuera utilizado algún ejemplar de Bichon Maltés. En un principio estos perros ratoneros tenían un tamaño mucho mayor que el actual y desempeñaban su trabajo en las empresas textiles del condado de York, donde resultaban imprescindibles para mantener a raya a los roedores, que causaban graves destrozos. No obstante, desde que en 1859 fuera presentado el primer ejemplar en una exposición, su popularidad fue aumentando imparablemente, hasta el punto de que hoy día es el perro de compañía más solicitado en numerosos países, entre ellos España.
SALUD
En general los Yorkshire Terrier contemporáneos no tienen por qué padecer ninguna enfermedad, pero existen algunas patologías que pueden afectarles con mayor frecuencia. Una de ellas es la hipoglucemia juvenil, que en casos extremos puede provocar la muerte del ejemplar, especialmente en los que son extremadamente pequeños. Por ello, es necesario que el cachorrito tenga un adecuado aporte de nutrientes o de glucosa. Menos grave pero muy molesta es la retención de los dientes deciduos, es decir, que no pierde los dientes de leche cuando le salen los definitivos, lo que dificulta la higiene bucal y aumenta el riesgo de enfermedad periodontal. Por ello, en caso de que nuestro cachorro de Yorkie no tire los dientes de leche cuando le salga la dentadura de adulto, hay que llevarlo al veterinario para que valore cómo retirarlos.Aunque no se trata de una enfermedad, su pequeño tamaño y su ligera anatomía pueden ser algo delicados si va a tratar con niños pequeños. Por ello, si el Yorkie se relaciona con niños, sean del propio hogar o ajenos, es mejor que no se queden juntos sin la supervisión de un adulto.
CARÁCTER
No tiene fama de simpático y quizá no lo sea, al menos no con los desconocidos, pero con su dueño o los miembros de su familia es verdaderamente adorable. También es normal que los ejemplares que viven mucho tiempo en brazos sean algo ariscos, pero si el perro está bien socializado, lo habitual es que su comportamiento sea equilibrado y juguetón. Esto es especialmente importante en los perros de exposición, ya que son descalificados en caso de que muestren signos de agresividad. Asimismo, aunque es un perro activo, tolera de buen grado la vida en la ciudad y en viviendas pequeñas, claro que él también lo es; sin embargo, al aire libre en pleno campo es igual de feliz.
IMPRESCINDIBLE
Hoy día la peluquería del Yorkshire Terrier requiere muchos cuidados si se desea que tenga el pelo hasta el suelo, como los presentan en las exposiciones. Sin embargo, en honor a la verdad son muy pocos los
ejemplares de esta raza que reciben estos cuidados si son adoradas mascotas, en cuyo caso la preferencia general es cortar el pelo de modo que siga pareciendo un cachorro, con la cabeza algo desgreñada.
Aparte de esta particularidad, el Yorkie no pierde pelo estacionalmente, lo que es del agrado de muchos propietarios, que ven reducidos al mínimo los esfuerzos extra por mantener limpio el entorno doméstico.
Respecto a su aspecto físico, además de la ya citada longitud del pelo, hay que destacar que el color predilecto en las exposiciones es el azul acero oscuro, si bien no alcanza su pleno esplendor hasta la madurez, ya que cuando son cachorros el pelo es prácticamente negro con las consabidas marcas de color fuego.
En la ficha descriptiva hacemos un repaso de los aspectos más importantes de su anatomía, pero se debe hacer mención explícita al tamaño, ya que existe la opinión popular sobre la existencia de un Yorkie Toy o Mini, como si se tratara de una variedad con entidad propia. No obstante, el patrón racial aprobado oficialmente no hace referencia alguna a este respecto, sino que sólo cita que el peso debe estar por debajo de los 3,2 kg (7 libras inglesas).
También hay que comentar que la cola ya no tiene por qué ser amputada, por lo que si ésta se mantiene natural gusta que sea lo más recta posible, es decir, que no esté enroscada sobre sí misma ni vuelta hacia el lomo.
Finalmente, uno de los mejores cuidados que puede recibir un Yorkshire Terrier es una alimentación adaptada a sus necesidades, mejor desde cachorro. Por ello, se han desarrollado alimentos para los ejemplares de esta raza desde el destete hasta los 10 meses de edad y desde esta edad para el resto de su vida de adulto. Ambos alimentos tienen una extraordinaria palatabilidad, ayudan al cuidado de su alta sensibilidad digestiva (un punto débil de esta raza), a reducir el volumen de las heces y a mantener las defensas naturales. Por su parte, el alimento para los Yorkies adultos cuida la higiene bucal con una fórmula que reduce la formación de sarro.
Con la cola larga o amputada, con el pelo largo hasta el suelo o con aspecto de eterno cachorro, se trata de una raza con un porte elegante, dotado de un aire altivo y arrogante, que vino para quedarse.
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